Esta historia tiene como protagonista a Epifanio Torres "Pifo" (q.e.p.d), quien me la contó en el parque ubicado al frente de su casa una noche a eso de las 8 p.m.. Yo habia escuchado la historia de boca de otras personas, pero la queria oir de manos del mismo protagonista, para comprobar su veracidad.
Una noche oscura Pifo se dirigió a casa de su yerno rembe a eso de las 12 a.m. para preguntarle si iba a salir de viaje para el Banco (Magdalena), ya que éste conducia el yonso de Victor Turizo y salia siempre de viaje a la una de la madrugada.
Pifo tocó insistentemente hasta que rembe le respondió y le dijo que no iba, pifo necesitaba enviar una encomienda al Hatillo.
Al voltearse para regresar a su casa vio a un hombre negro, alto, me decía que por su contestura se le parecia al Yuri, ese hombre misterioso traía puesto un sombrero que cabizbajo cubria su rostro, y tenia sus ropas rasgadas.
Pifo saludo al hombre y este caminando hacia la misma dirección no le respondió nada, trataba de sobrepasarlo para ver quien era, pero el hombre acelerando su paso se desvió por el callejón de Elena Ardila para cruzar a la calle de atrás, pifo siguió caminando casi al trote por la calle central para hacerle el cruce por los salones ubicados detrás de una de las porterias.
Cuando Epifanio llegó al campo escuchaba como los perros aullaban y parecian comerse lo que venía por ese momento por casa de Amaranto Acuña, Pifo al oir eso se dijo que nada bueno sería, por lo tanto se preparó resguardando su cuerpo para enfrentar algo que no era de este mundo.
Al hombre misterioso acercarse al lugar dónde se encontraba oculto Pifo, éste de manera sorpresiva le salió al frente con su bastón diciendole:
- Tú crees que yo no sé quién eres -
El hombre siguió caminando mucho más rápido tratando de que Pifo le siguiera al final del pueblo, al cruzar la quebrada de nacho ese hombre salió disparado como bola de fuego cuando Epifanio se detuvo en la quebrada, la bola de fuego le decía:
-Anda y agradece a lo que sabes, porque te iba a enseñar a no estar andando a éstas horas de la noche por ahí.
Pifo salió despavorido rápidamente para su casa, al llegar encontró la puerta cerrada y tocaba y tocaba hasta que su mujer le abrió y éste cayó desmayado, por toda la noche no pudo pronunciar ninguna palabra, hasta el día siguiente que habló y pudo contar lo sucedido la noche anterior.
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