En una mañana del año 1997, estaba en el salon de clases de sexto grado en El Colegio Departamental de Bachillerato Francisco de Paula Santander (hoy dia Institución Educativa Francisco de Paula Santander) cuando llegó una mujer que venia de la via de Santa Lucía (Mango Sólo) a advertirle al rector del colegio que soltara a los estudiantes, que por la quebrada de La Mojana venia el ejército para el pueblo de El Sudán, esto lo dijo porque en la comunidad se encontraban apostados un grupo de guerrilleros.
Cabe decir que estos grupos subversivos ejercieron control en la década de los 80's y 90's, además, actuaban como la ley y el orden en la zona. Fueron vistos por última vez el 26 de mayo del 2000 en el pueblo, dónde perpetraron un vil asesinato, lo que generó un enfrentamiento entre los familiares de la víctima y miembros de este grupo subversivo; esto ya es otra historia.
Volviendo a la historia en mención; a eso de las 8 de la mañana, solo algunos minutos después de la advertencia, comenzaron a escucharse rafagas de disparos ejecutados por los subversivos apostados en el pueblo dirigidos a las tropas del ejército que estaban ya a las afueras, por los lados de La Mojana.
Esto originó un desborde de estudiantes y moradores corriendo despavoridamente, por las calles se podían ver como todos corrian tratando de llegar a sus casas y refugiarse. Mi curso sexto, no podia salir del salón ya que un profesor de mediana estatura se habia colocado en la puerta para evitar nuestra salida del aula; mientras tanto cerca al tejado se podían escucharse las balas al pasar. Mis compañeros más grande del salón, decidieron empujar al docente cayendo éste de piernas arriba, esto, para nosotros poder salir para nuestras casas; sin embargo, yo me quedé dentro del aula con dos compañeros asomados por los calados, observando y escuchando el zumbido ensordecedor de las balas.
Después de oir un fuerte estruendo y vernos solos en el colegio, salimos corrindo muy asustados para nuestras casas, vimos a la salida un subversivo que disparaba desde un gran árbol situado al lado del colegio. El estruendo se trataba de una granada que había caido dentro del cementerio, que está en frente de la Institución.
Al llegar a mi casa, encontré a mis hermanos resguardados debajo de la cama, yo me cambié de ropa y me fui corriendo a buscar a mi padre que se encontraba en la escuela primaria en el campo. Los disparos no cesaban, se escuchaban fuertes ráfagas desde y hacia el cerro.
Al llegar al campo, miraba como corrían los niños acompañados de un profesor alto, robusto que en su juventud había prestado el servicio militar; este profesor se enardecio contra un guerrillero que iba lanzando tiros al aire con un pequeño revolver y llevaba una mano cubierta ensangrentada, se notaba que iba herido. Aun recuerdo la forma como se le enfrentó sin miedo el docente al subversivo.
Llegando a la escuela me encontré con mi padre, le dije que mi madre estaba en la Mojana el sitio hacia dónde la guerrilla disparaba. Mi padre corrió a gran velocidad y llegó a la casa, agarró su bicicleta todoterreno y la montó con destino hacia dónde estaba mi madre, pero le tocaba pasar por dónde estaba el ejército. Al llegar a la entrada de la Mojana, el ejercito lo detuvo y lo hizo lanzar al suelo junto a unas lavanderas que ya venian de regreso, una de las poncheras de una de las mujeres tiradas en el suelo fue impactada por un disparo.
Yo iba detrás de mi padre, pero al pasar por la iglesia fui detenido por algunas señoras que hasta me regañaron. Me quedé sentado junto a unas personas en un pretil observando a dos soldados que venian en frente del polideportivo y fueron sorprendidos por algunos disparos desde el cerro, de película fue la reacción de los militares que se pelotearon ocultandose y respondiendo de inmediato. Minutos después de ese suceso se escuchó una fuerte explosión, se trataba de una mina antipersona que habia sido pisada según por un guerrilleo que huia por el cerro; fueron victimas de su propio invento.
En la Mojana donde estaba mi madre refugiada en una casa, se habia producido el lamentable deceso de la dueña de esta casa, producto de un paro cardiaco, ocasionado por la fuerte impresión de los hechos ocurrentes.
Dentro del puebo, ya tomado y controlado en su parte baja por el ejercito, se podian observar en los callejones como aferrados los militares a sus M-60 gritaban de dolor acalambrados. Asi los subversivos se dieron a la huida, y el ejercito obtuvo control total del pueblo.
El resultado final de este combate, fue el pánico que ocasionó a los pobladores, el deceso lamentable de la señora en la Mojana por el paro cardiaco y un sin numero de guerrileros heridos, incluso se decia que hubieron muertos pero sus compañeros se llevaron los cuerpos.